
VIII Foro Nacional de Reflexión sobre la Escuela Católica
Una escuela que evangeliza a los jóvenes y suscita vocaciones
En una época en que los jóvenes contaban poco, algunos textos muestran que Dios los mira con otros ojos. Por ejemplo, vemos que José era el más pequeño de la familia (cf. Gn 37,2-3). Sin embargo, Dios le comunicaba cosas grandes en sueños y superó a todos sus hermanos (cf. Gn 37-47).
La joven Rut fue un ejemplo de generosidad al quedarse con su suegra caída en desgracia (cf. Rt 1,1-18), y también mostró su audacia para salir adelante en la vida (cf. Rt 4,1-17).
Jesús, el eternamente joven, quiere regalarnos un corazón siempre joven. La Palabra de Dios nos pide: “Eliminen la levadura vieja para ser masa joven” (1 Co 5,7). Al mismo tiempo, nos invita a des- pojarnos del “hombre viejo” para revestirnos del “hombre joven” (cf. Col 3,9-10). Y cuando explica lo que es revestirse de esa juventud “que se va renovando” (v. 10) dice que es tener “entrañas de miseri- cordia, de bondad, humildad, mansedumbre, paciencia, soportándose unos a otros y perdonándose mutuamente si alguno tiene queja contra otro” (Col 3,12-13). Esto significa que la verdadera juventud es tener un corazón capaz de amar.
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